Todo forma parte del buen comer y beber
Siempre hablamos de los buenos modales en la mesa, las cosas que jamás deben faltar, los materiales, los utensilios, pero nunca hablamos de cómo influye en nuestro comportamiento un buen ambiente y la decoración que nos rodea.
Un lugar distendido y agradable predispone al buen orden de los sentidos y nos concentra para comer en forma mas pausada y pensando en lo que estamos haciendo, de qué manera lo hacemos.
Pero, por más buenos modales que tengamos y aunque seamos unos expertos en el arte de comer, es común que un sábado a la noche en un restaurante que explota de gente, comida rápida, música fuerte y una mesa llena de amigos estemos más relajados que en una cena, también un sábado, con música suave y mesa para 2 o 4 personas. Es natural que descuidemos ciertas normas básicas.
No está del todo mal, en algún momento nos tenemos que relajar, comportarnos sin estar pensando si nos están mirando o no, pero lo que pasa y como siempre repito es que los modales deberían ser los mismos así comamos con un embajador, se trate del primer encuentro con nuestros suegros, o un sábado ruidoso, o una cena romántica, o bien pizza en la cama.
Si nuestra base de conocimiento de las reglas de comportamiento es buena saldrá todo más natural: hay que practicar y practicar.
Aquí va un video clarísimo de uno de los básicos que siempre deberíamos respetar (hasta que se nos haga costumbre):