Personajes: Sebastián Tarica
Sebastián Tarica es un chef de larga trayectoria que abrió su primer restaurante a los 20 años. Se llamó “El oso sala la sopa” y quedaba en La Barra, en el Uruguay. En 1999 emprendió el sueño que muchos tienen pero sólo pocos llevan a cabo: abrir un restaurante con sus amigos del colegio.
Aquella loca idea empezó con “De olivas i lustres”, y hoy es casi como un holding de comida rica, que incluye “Oriundo catering” y dos restaurantes más: “Enfundá la mandolina” y “Dale perejil al toro”.
Cada restaurante tiene su estilo: En “De olivas…” sirven tapas con inspiración mediterránea, “Enfundá la mandolina” es comida bien porteña con una vuelta de tuerca, y “Dale perejil…” es principalmente parrilla. Pero todos se caracterizan por su ambiente cálido, informal, y una cocina innovadora y original.
De olivas i lustres Gorriti 3972 4867-3388 |
Enfundá la mandolina Salguero 1440 4822-4479 |
Dale perejil al toro Estado de Israel 4483. 4861-2052 |
Un maestro: Esteban Fernández Gafrey. Fue su mentor, en la época en que trabajaron juntos en Alicia, un restaurante de comida orgánica.
Un colega: Fernando “Jacinta” Rodas, su mano derecha.
Un ingrediente: El huevo, por su versatilidad.
Una combinación perfecta: Ajo y aceite de oliva.
Un pecado imperdonable: cuando la estética se valora por sobre el sabor.
Un mito de la cocina: Que ser cocinero es relajado y divertido. Todo lo contrario: Insume muchas horas, y en una
cocina hay mucho movimiento y stress.
Un restaurante: Guido’s
Un consejo: Antes de patear al arco, fijarse si no hay un compañero mejor parado.
Un descubrimiento: El pepino.
Un plato: El osobuco.
Su debut profesional: Mientras estudiaba, trabajaba en el club oeste, un club de barrio en José María Moreno e Independencia famosos por sus timbas. Me decían que era ayudante de cocina, aunque me la pasaba lavando los platos. Un día, casi por casualidad, surgió la oportunidad de reemplazar a alguien en el restaurante Raza, un lugar de vanguardia para la época. El que se iba, avisó con una semana de anticipación, así que yo aproveché esos días para aprender todo lo que el tipo hacía. Lo copié en todo, hacía todo exactamente como él lo había hecho para no meter la pata. Porque la verdad es que no tenía ni idea. Y ahí fui aprendiendo…Empecé como fiambrero en la plaza de entradas.