Fiestas y aguafiestas
Llega esta época que para muchos es tan importante y por diversos motivos se desvirtúa por completo el sentido de la misma. Es época de paz, son tiempos de cierre, momentos de reflexión, de proyectos, de planes a futuro, de encuentros con amigos, con familiares, con seres queridos y “no tan queridos”… Y aquí es donde entra a jugar un papel más importante todo lo aprendido sobre los buenos modales, porque es cuando también comienzan los conflictos, salen a relucir los caprichos, los celos, las competencias, la parte más vil de algunos seres humanos…
Sucede año tras año, algo que no puedo entender. La gente se pelea por dónde va a ir a pasar las fiestas, si fue en lo de fulano el año pasado éste me toca a mí, o tal vez espero que esto “jamás” suceda. Criticamos todo: si mi cuñada trae todos los años vitel toné que terminamos comiendo durante 4 días seguidos (porque se pone cada día mejor); si mi hermana huevos rellenos; si mi suegra o mi mamá se ofenden porque no podemos estar todos juntos este año, ya que no entienden que es imposible todos los años estar siempre juntos como cuando éramos chicos, que los casados también tienen familia, que no son huérfanos, y año a año tienen derecho a turnarse; que cuando los familiares después de las 12 empiezan a decir cualquier cosa es que tomaron de más y nos queremos ir… Todas estas cosas y muchas más forman parte del aura de las fiestas.
Pero más allá de los dimes y diretes, esperar con brazos abiertos a la gente, ir a dónde nos inviten con una sonrisa, sería lindísimo poder poner una buena mesa con todo lo que tengamos, sacar para estas fiestas todas las cosas que siempre dejamos para algún momento especial, quizás éste sea “el momento especial”, agasajemos si somos anfitriones con el corazón, no critiquemos, agradezcamos, brindemos, permitámonos un minuto de silencio y de paz. ¡Disfrutemos!
Las fiestas son una vez al año y no se requieren grandes cosas para adornar la misma, solo buen gusto e imaginación.
Hay cosas que no van a cambiar y para ello nuestros aliados son los buenos modales, hacer sentir siempre bien a la gente es nuestro deber.
Les pido que este año dejemos de lado todas las trivialidades y disfrutemos en familia, con amigos, con toda la gente con la que queramos realmente estar, para terminar y disfrutar de un año que se va y esperar otro cargado de esperanzas que está por llegar.
Y si llegamos a estar solos por el motivo que fuera ¡que la mesa luzca como nunca! Que las velas iluminen nuestra cara, que la servilleta nos acaricie los labios y que cada bocado nos llene el alma.
¡Felices fiestas!