¿Qué es el movimiento Slow Food?
Slow Food es un movimiento fundado hace 20 años por el italiano Carlo Petrini, que considera que las tradiciones gastronómicas tienen la categoría de bienes culturales y que deberían contar con la protección de los gobiernos ya que la gastronomía es parte de la identidad cultural en la medida en que para alimentarnos transformamos la materia prima. Ese acto de transformación es visto por Carlo Petrini como un acto cultural. También sostiene que la tierra padece stress de tantos pesticidas y químicos que se le aplican.
Con casi 100.000 asociados en 107 países, la filosofía del movimiento se basa en la defensa del placer gastronómico y en la búsqueda de ritmos vitales más lentos y meditados. Por eso, fue reconocido en 2004 por la revista estadounidense Time como uno de los 100 héroes europeos de ese año.
Petrini no habla de consumidores, prefiere denominarlos coproductores porque quien consume agrede y destruye. Ser coproductor significa estar más preparado e ilustrado respecto a lo que uno debe ingerir.
El concepto de slow food no se limita a comer despacio. Slow Food promueve una nueva cultura del placer basada en la lentitud, el conocimiento, la hospitalidad y la solidaridad. Sus objetivos son claros: reencontrar el placer de la buena mesa, incentivar la buena gastronomía y el buen vino, y propiciar la educación de los sentidos para redescubrir la riqueza de los aromas y los sabores.
Lógicamente, el símbolo del movimiento es un caracol que como señala el presidente de esta Organización No gubernamental Internacional, es el “emblema de la lentitud, este animal cosmopolita y prudente es un amuleto contra la velocidad, la exasperación, la distracción del hombre demasiado impaciente para sentir y gustar, ávido para recordar lo que recién ha terminado de devorar”.
La red de cocineros
Alejandra García Hauw es una Chef Slow Food especializada en la Cocina Regional Argentina y Latinoamericana, además, desde el 2009 es la Coordinadora Nacional de La Red de Cocineros de Terra Madre de Argentina.
“A veces veo el futuro más alentador y otras veces no tanto, pero con el tiempo he aprendido a ser perseverante y firme”, características que sin duda necesita para emprender día a día un trabajo de hormiga que a pesar de lo laborioso, da sus frutos día a día.
Su relación con el movimiento Slow Food data del año 2003 cuando en ese momento comenzaba a trabajar en el restaurante de cocina regional argentina “La Paila”, ubicado en el barrio de Palermo. Movilizada por la búsqueda de recetas autóctonas y de familia intentando desde su lugar conservar las costumbres culinarias y los alimentos tradicionales -que cree que están en estrecha relación con nuestra historia y nuestra identidad-, se pone en contacto con el movimiento.
La Red Nacional de Cocineros de Slow Food surge en Argentina en marzo de 2007 y cuenta con coordinadores regionales en representación de siete diferentes territorios del país. Su objetivo principal es difundir en todos los rincones posibles de Argentina la filosofía Slow, interpretar los alimentos como la expresión de un territorio determinado y ponerlos en valor a través de nuestra creatividad culinaria, concientizarnos que un restaurante también puede ser un lugar apropiado para transmitir el concepto de alimentos buenos limpios y justos, luchar contra el abandono de las culturas tradicionales y la estandarización de la comida.
Hoy en Argentina hay alrededor de 300 profesionales relacionados con la gastronomía que forman parte de esta red y contribuyen a difundir la filosofía. Slow Food sostiene que es importante saber de dónde vienen los alimentos que consumimos y se apoya en una trilogía de características: ricos, sanos y justos. Buenos porque los alimentos deben generar placer. Limpios porque la producción alimentaria no puede permitirse seguir ofendiendo a la naturaleza porque esta ya ha alcanzado un punto de no retorno. Y justa porque quien trabaja la tierra tiene que recibir un salario justo. Si falta una sola de estas condiciones, no se estaría dando la calidad alimentaria. Una manera más simple y terrenal de definirlos que la relacionada con calorías, carbohidratos, grasas insaturadas (con todas sus saturadas variantes) y otras características que poseen los alimentos y que estamos aprendiendo a analizar.
Alejandra sostiene que hay que comenzar a trabajar con los niños que son quienes van a heredar esta Terra madre tan sufrida y estresada de ser forzada a producir, ella desempeña tareas de educación para el gusto tanto para niños como jóvenes y adultos porque está convencida que el gusto se adquiere y que es resultado de una educación. Desde cocineros adherimos al movimiento Slow Food, porque creemos que con la comida podemos transmitir mucho a quienes nos rodean y nos permite legar tradiciones y costumbres que nos unen. Por eso esta comunidad que somos los Cocineros de Verdad.